En la punta de Cobá

"Cómo no te vas a caer de la bici si te subes como ñil", me dijo Jorge mientras levantaba mi bici del suelo, se me había atorado la falda con el asiento y por poco me caigo. "Si, mira, subes un pie y luego le das con el otro, como si trajeras el cajón de mezcla en la parrilla". Tenia razón, no se donde aprendí eso, creo que cuando quería subirme a una bici muy alta o no se. Acabábamos de subir todos los escalones de la pirámide de Cobá, recién descubierta y que vale la pena primero por sus paseos, luego por el esfuerzo de subirla y después por el paisaje que puedes disfrutar desde arriba. Cuando bajamos una señora que parecía americana bajaba sentada las escaleras, a ratos parecia que se nos iba, nosotros como todos unos expertos bajamos en zig zag. A solo 5o mts del límite de la pirámide estaba el parking lot, donde habíamos estacionado las bicis, también llegan los 'tatsis', son de esas bicis que usan los panaderos con una tablita atravesada donde mas de uno puede ir cómodamente sentado hasta la pirámide mas grande, de esos solo había 2, uno que tomó el señor de la camisa verde limón, chilango, que nos encontramos arriba en la pirámide y que arriba nos comentó que esperaba una vista mas espectacular. Que barbaro. Después del incidente con mi bici, partimos nuestro regreso, y tras nosotros 3 que parecían gringos, los sentíamos cerca, pero no aflojamos el paso, ¡No podrían rebasarnos! Hasta que llegamos al juego de pelota y los 3 se estacionaron sobre las palmas nuevas con una falsa prisa. Solo le tomé una foto a Jorge y les comente a los desconocidos que los estacionamientos de bicicletas estaban asignados porque había muchas plantitas nuevas, se disculparon y siguieron su camino, y nosotros nos dirigimos a regresar las bicicletas en las que nos habíamos divertido tanto. En la salida nos esperaba la lagunita, con el atardecer y la reserva en las espaldas, con tantas aves como podían escucharse juntas. Junto al coche un par de niños le enseñaron maya a Jorge y una niña me extendió los brazos sin conocerme. Fue una gran tarde.